Una vez que bajamos del ferry intentamos buscar un taxi pero… luego de dar vueltas y vueltas con todo el equipaje nos enteramos que a los taxis se los llama por teléfono, no pasan así por que sí. Gracias a que al dueño de un bar que no hizo el favor de llamarlo, previo una compra veloz de unas bananas y mandarinas tentadoras de un puesto callejero, nos subimos al taxi.
El tachero nos llevó hasta la oficina de Avis mientras puteaba al trafico siciliano. Nos dieron el autito, pagamos, chequeamos niente del auto y nos aventuramos a ir a Palermo. Tutto posto !
Dimos vueltas y vueltas por catania hasta que por cuestión de fe estábamos en la ruta a Palermo, no se como pero allí estábamos. En el camino paramos a comernos unas cotoletas de pollo y cuando quisimos poner en marcha el auto no giraba la llave, puta que paso...nos quedamos tratando de destrabar la llave pero no hubo caso. Llamamos a Tati quien nos explico que al girar el volante con el auto apagado, este traba la cerradura… “bienvenido a europa” me dice mi cuñado a carcajadas.Salimos de ahi y continuamos para Palermo.
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